lunes, 20 de febrero de 2012

Malvinas Argentinas: 30 años después

Malvinas Argentinas

Dentro de pocos días se celebrarán los 30 años de la recuperación las Islas Malvinas. Como muchas cosas que se hicieron en la historia argentina detrás de supuestos grandes ideales se escondían pobres ambiciones.

Todos los argentinos quisimos siempre recuperar nuestras islas. Desde el 10 de junio de 1829 estaban gobernadas por Luis Vernet, designado por el gobierno de Buenos Aires. El 3 de enero de 1833 los ingleses ocuparon, de manera ilegítima, las islas. A partir de allí ningún reclamo fue seriamente escuchado.

Ahora nos situamos en 1982, un gobierno militar que manejaba al país con mano dura, donde las protestas sindicales eran duramente reprimidas, el miedo a la represión y la persecución flotaban en el aire. Se vivía una situación económica bastante desfavorable.

Los militares inventaron y nos embarcaron a todos en esta aventura heroica de la recuperación porque querían justificar su permanencia ilegítima en el poder. No fueron capaces de medir el enorme riesgo que se generaba para los isleños, para los pobres soldados argentinos y para la población del área continental.

Sin capacitación, sin equipos suficientes, sin armas modernas, sin alimentos suficientes, sin apoyo logístico suficiente, enviaron a miles de muchachos de mi edad a sufrir, a morir inútilmente.

Por eses entonces, yo tenía 21 años, hacía 1 año que había salido del servicio militar y estaba dando clases como profesor interino en una escuela nocturna de Temperley. Recuerdo que la noche del 2 de Abril, en medio de la algarabía y el temor, les dije a los chicos (adolescentes) que ese era un día muy triste porque lamentablemente lo único que podiamos esperar era una derrota militar y el dolor de muchas familias argentinas que perderían a sus hijos.

Justamente eso fue lo que ocurrió.

Hoy, 30 años después, mientras el viento helado de las islas sopla sobre el cementerio helado en que yacen los restos de nuestros héroes inocentes, los gobernantes de turno tratan de sacar algún rédito político al recuerdo de aquellos días.

Entiendo que solo nos queda intentar una vez mas acercarnos a los isleños (kelpers) y tratar de reestablecer los lazos de comunicación que se afianzaron entre 1972 y 1981, en que se construyó una pista de aterizaje, se hacía 1 vuelo semanal y había instalaciones de YPF y Gas del Estado para aprobicionamiento de combustible.

Es difícil que se consiga algo pero creo que es la única manera. Tengamos claro que la ubicación geográfica de las Malvinas es un punto clave. Desde allí se domina el paso de todas las embarcaciones que viajan por el atlántico Sur hacia el Pacífico. Además recordemos que Gran Bretaña no es solo un país europeo, es un imperio que ha crecido y se ha mantenido en estos últimos 5 siglos no por medio de la diplomacia sino por medio de la fuerza, la intransigencia política y la explotación económica a sus dominados.

Vaya desde aquí mi enorme respeto, mi reconocimiento y mi abrazo a todos aquellos que tuvieron que sufrir en carne propia el horror de la guerra y mi recuerdo y agradecimiento permanente a todos nuestros queridos hermanos que dejaron sus vidas en la islas y en las aguas heladas del sur por defender a la patria.

Quiero que recordemos ahora un poema de J.L.Borges que escribió sobre la triste guerra de Malvinas y fue cantado por Sandra Mihanovich en 1983.

Hasta la próxima.

José Felix Morales

Para leer el poema,sombree con su mouse las lineas blancas.

Milonga para un soldado J.L.Borges

Lo he soñado en esta casa,
entre paredes y puertas,
Díos permite que los hombres
sueñen cosas que son ciertas.

Lo he soñado mar afuera,
en unas islas glaciares,
que no digan los demás
la tumba y los hospitales.

Una de tantas provincias,
del interior fue su tierra,
no conviene que se sepa
que muere gente en la guerra.

Lo sacaron del cuartel,
le pusieron en las manos
las armas y lo mandaron
a morir con sus hermanos.

Se obró con suma prudencia,
se habló de un modo prolijo,
les entregaron a un tiempo
el rifle y el crucifijo.

Oyó las vanas arengas
de los vanos generales,
vió lo que nunca habia visto,
la nieve y los arenales.

Oyó vivas, y oyó mueras
oyó el clamor de la gente,
él sólo quería saber
si era o si no era valiente.

Lo supo en aquel momento
en que le entraba la herida,
se dijo no tuve miedo,
cuando lo dejó la vida.

Su muerte fue una secreta victoria
nadie se asombre
que me de envidia y pena
el destino de aquel hombre

Jorge Luis Borges

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